El Héroe

Las espesas y rugientes nubes de gases que brotaban del pozo todo lo ocultaron, amenazando una catástrofe, que el perforador Sam Weaver evitó atravesando heroicamente entre aquella niebla de muerte, con peligro de asfixia y de incineración, hasta llegar a la casa de calderas, cerrar la válvula, extinguir el fuego y acabar con el peligro. Pero esto fue sólo el primer accidente, la tubería no había sido unida con cemento al subsuelo, y cuando se quiso cerrar la válvula, la enorme presión del pozo amenazó con escupirla. Fue, pues preciso abrirla a toda su capacidad y la incontrolada producción descendió en espesas oleadas al río Buenavista , por el cual fluyó y en cuyo cauce se incendió. Tres meses fueron precisos para apagar ese incendio durante el cual ardieron seis millones de barriles de petróleo. Al fin, después de laboriosas y costosísimas maniobras, se logro extinguirlo, y enseguida con apoyo en un enorme bloque de concreto que fue colocado en la boca del pozo mismo se pudo empujar y forzar un niple en el extremo de la tubería, con el propósito de colocar en él una válvula para su control. Pero el peso del bloque de concreto era excesivo y el terreno lodoso, blando no ofreció resistencia adicional, y la tubería se doblo dentro del orificio, rajándose longitudinalmente en largas hendeduras por la que escapo la producción. La superficie del suelo se agrietó y por las grietas aparecieron numerosas fugas de gas y de petróleo a corta distancia y en torno del pozo. Así se llevo a cabo la explotación de éste durante varios años, pues era el principal proveedor de petróleo del imperio británico en la crisis, que se agravaba por momentos, que precedió a la Primera Guerra Mundial.
Los que vieron...
Testigos presénciales de aquel incendio, recuerdan que el “Potrero del Llano Num. 4” vomitó tal cantidad de chapopote que era de 20 centímetros de espesor la capa que se deslizo hacia el río Buenavista y corrió luego por la superficie del río Tuxpan, hasta la Laguna de Tampamachoco.
Por ultimo....
Durante el desastre intervinieron soldados que fueron llevados de Tuxpan y de Pueblo Viejo, los cuales recibieron ordenes de traer de las rancherías cercanas indígenas que, al resistir por miedo ante el tremendo calor y el fuego, fueron obligados a bayoneta calada a trabajar para apagar las inmensas llamas; los pobres indígenas morían como moscas.

Una vez controlado y explotado en las condiciones más difíciles , el “Potrero del Llano Núm. 4” produjo, de diciembre de 1910 a diciembre de 1938 117 millones de barriles, y continuó con la producción más alta una vez nacionalizada la industria.
Libro: Episodios Petroleros
Autor: Javier Santos Llorente.
Prop. Petróleos Mexicanos
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