
La integración de las compañías de Pearson, por otro lado, consistió básicamente en el aumento de las capacidades productivas de El Águila. En 1911 la S. Pearson & Son le traspasó los campos petroleros
que poseía en el Istmo y el sureste de México junto con la refinería de Minatitlán, con lo cual la convirtió en una compañía totalmente completa. Respaldada principalmente en la producción de los pozos de Potrero, El Águila construyó una nueva refinería en Tampico que comenzó a operar en 1914 con una producción diaria de casi 8 mil barriles. Al igual que Doheny, Pearson surtió los mercados extranjeros. En 1912 organizó la Anglo-Mexican Petroleum Products Company, firma con la que distribuyó crudo y derivados en el Reino Unido, Canadá y Latinoamérica, y al año siguiente adquirió también el control de la Bowring and Company. Para manejar la producción de los campos y del comercio internacional, Pearson ordenó la compra de 19 vapores
tanque y organizó en 1912 la Eagle Oil Transport Company. La expansión de El Águila rindió resultados muy positivos. Entre 1912 y 1919 su producción anual se incrementó de 5.2 a 18.7 millones de barriles,
62% de los cuales se destinaron a la exportación. De la misma manera, entre 1914 y 1919, las utilidades netas pasaron de 5 a más de 29 millones de pesos oro que le permitieron pagar dividendos de 40% sobre sus
acciones preferentes y comunes.14 El agotamiento de los depósitos más ricos en la Faja de Oro marcó el inicio del declive de la industria petrolera en México. El pozo Potrero 4 comenzó arrojar agua salada a finales de 1918 y lo mismo sucedió con Cerro Azul 4 a partir de 1923. La producción no se interrumpió violentamente debido a que tanto El Águila como la Mexican Petroleum siguieron explotando otros pozos, pero sin tanto éxito.